Años después, en 2017, Cruzado-Caballero y Powell dieron al fin nombre a este ejemplar, que fue identificado como una nueva especie, Bonapartesaurus rionegrensis, y en el que además se encontraron otras posibles patologías en varias vértebras de la cola. En un reciente trabajo publicado en la revista Cretaceous Research se ha llevado a cabo el estudio detallado de dichas patologías obteniéndose como resultado la descripción de varias fracturas asociadas a posibles infecciones posteriores y el primer caso de cáncer óseo encontrado en un hadrosáurido argentino.
En Bonapartesaurus, como ya hemos dicho, se han identificado tres patologías, dos en las espinas neurales de dos vértebras de la cola y la tercera en un hueso del segundo dedo del pie, el metatarsiano. Una de las vértebras presenta una fractura desplazada y casi totalmente curada, probablemente relacionada con un traumatismo debido a un fuerte golpe que hizo que se desplazara el hueso y se curara de esa forma, por ese motivo tiene una característica curvatura. La otra vértebra, tiene una fractura casi completamente curada producida también por un evento de estrés, pero no se ha podido confirmar si habría sido por un impacto u otro evento. Lo que sí se sabe es que este evento no produjo el desplazamiento del hueso, por lo que la espina mantiene su forma recta, pero se formó un callo óseo de forma esférica que creció a medida que se curaba la fracturas y se estabilizaba. Estas fracturas, sobre todo en el caso de la fractura desplazada se cree que habrían estado asociadas a infecciones posteriores del tejido blando que rodeaban al hueso, tales como músculos o ligamentos, entre otros. Por último, en el caso de la patología del pie, lo que más llama la atención es el gran sobrecrecimiento de hueso, que posee un aspecto de coliflor que cubre casi todo el metatarsiano. Cuando se estudió, primeramente, se pensó que podría ser debido a una fractura, pero en un estudio más detallado, que consistió en analizar su histología y realizar tomografías computerizadas, se descartó la hipótesis de la fractura. Esto se debió a la ausencia de las características típicas de las fracturas, tales como la presencia de una línea más o menos brillante cruzando el hueso en las imágenes tomográficas. Por el contrario, se observaron indicadores de la presencia de un cáncer o neoplasia del tipo osteosarcoma, tales como la reducción de la densidad ósea y varias zonas donde el tejido cortical fue destruido. ¿Pero qué nos dicen estas patologías sobre si afectaron o no al día a día de Bonapartesaurus?
Como conclusión del trabajo Bonapartesaurus tuvo varias lesiones que a priori aunque dolorosas no lo llevaron a la muerte, permitiéndole sobrevivir y seguir interactuando con sus congéneres a pesar del dolor inicial producido por las fracturas y las infecciones.
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